I saw this on hoops hype today... the main article is in spanish, but the part of interest has been traslated to englsih:
"Fabricio Oberta: I was hopeful I could go to the NBA this year because they were talking about Sacramento, Indiana, and Utah. They were interested and there were some negotiations."
javascript:newwind('http://www.ole.clarin.com/jsp/v3/pagina.jsp?pagId=825539','241')
"
EL GIGANTE ARGENTINO
"También queremos el Mundial"
La ambición de Fabricio Oberto no tiene límites. Mientras disfruta de la medalla de oro, además de mirar a Estados Unidos desde arriba, el cordobés pide un año de descanso y plantea el próximo objetivo del grupo.
Andrés Pando. apando@ole.com.ar (5'27")
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Por la fractura en la mano derecha se perdió la final y sufrió mucho pese a la victoria en semi. "Me quedaban dos opciones: disfrutarlo o amargarme", cuenta a una semana de la hazaña.
Más información
Pasame el replay
Así se lo tomaron
Los partidos sin él
La rehabilitación
Orgullosa de su esfuerzo
Recibimiento con fiesta en su Córdoba
Tras cuatro días en Valencia, donde provocó envidia por la medalla de oro y se realizó estudios en la lesionada mano derecha, los primeros pasos en el hall de Ezeiza le dieron a Fabricio Oberto una muestra de lo que el básquet había generado en nuestro país. "¡Cómo lo puteaste al negrito!", le grita un remisero. "Parece que esta vez me hice famoso por eso", acepta. Con camarita en mano, se le acerca un turista alemán, que se presenta en inglés y pide unas palabras del héroe. "Saludos para Nowitzki", le dice con tonada cordobesa.
—¿Cuando llegaste a Valencia recibiste sólo felicitaciones o también ligaste algún reproche por la lesión en la mano?
—Felicitaciones. Lo de la lesión fue mala suerte. Al día siguiente operaron al Ratón Ayala y comentaron los dos casos en toda Valencia, pero el fútbol provoca más controversias que nosotros. A mí no me dijeron nada. Llevaba cinco años sin perderme un partido. ¡Justo el que me vengo a perder!
—Si te aseguraban que iban a ganar la de oro te hubieras fracturado las dos manos...
—Sí, seguro, ningún problema. Pero en las finales siempre tenemos lesionados. Ya nos había pasado con Manu en Indianápolis.
—Por lo menos estuvo un rato en cancha. ¿Cómo aguantaste la final con Italia en el banco?
—Estaba desesperado. El peor momento fue apenas después de la lesión. Mucha calentura. En el vestuario estaba con una cara... Y eso que habíamos pasado a una final olímpica. Me quedaban dos opciones: disfrutarlo o amargarme. En esos casos todo el equipo se preocupa por hacerte sentir como si jugaras a full. Sí, me perdí ese partido, pero arranqué contra Estados Unidos y jugué el cruce con Grecia... Si la lesión hubiera sido contra China, por nombrar uno de los primeros, cambiaba todo. Porque me quedaba afuera de la mejor parte.
—¿Cuando fue el manotazo de Marbury te diste cuenta enseguida de que había sido una lesión grave y que encima había sido de mala leche?
—Enseguida supe que me había roto un dedo. Después de mi primer tiro, cuando agarré la pelota del otro lado y salté de nuevo, no daba más del dolor. Por eso el tiro fue para cualquier lado. Ahí le dije a Pila (NdeR: el médico del seleccionado) que me había roto. Ya me había pasado en la otra mano hace un tiempo. Esta vez no tuve dudas porque hubo un crack grande como una casa.
—¿Lo viste clarito a Marbury?
—Sí, lo vi bien. Yo estaba un poquito caliente, por eso las puteadas, pero son cosas del juego. Lo que pasa es que después nos cruzamos dos veces más. Y el vago no me dijo nada. Ni una pregunta para ver cómo andaba. Menos una disculpa. En mi caso, después de haber chocado con un jugador, lo llamé por teléfono y le aclaré mi buena intención. Fue demasiado fuerte. Aunque no sé si con la idea de lesionar.
—¿Nadie de Estados Unidos te fue a hablar luego del partido
—Al otro día, Larry Brown me dijo que lo sentía mucho, nada más. Fue entrando al vestuario en el entretiempo de la final. Yo estaba con la cabeza en otra cosa.
—Después de la final, a pesar de la mano rota, le llevaste una cerveza a Magnano delante de las cámaras y te fumaste un habano con Wolkowyski en el festejo. Dicen que fuiste de los más descontrolados...
—Y... Era para festejar. Se disfruta muchísimo la sensación de ser el mejor equipo. Cuando termina un torneo y encima ganaste el título, somos todos iguales a la hora de festejar. Eso también habla del grupo. De la relación de los jugadores con el cuerpo técnico.
—¿Por la lesión sumaste más ansiedad que el resto y descargaste todo en los festejos?
—La ansiedad la descargamos en el podio. Ahí nos terminamos de relajar. Tremendo. La sensación de tener a los americanitos abajo nuestro... Eso se disfruta mucho.
—¿Qué fue lo primero que pensaste al final de ese partido?
—Se me cruzaron recuerdos. De los buenos y de los malos. Partidos que perdimos con el grupo...
—¿De cuáles te acordaste?
—De ese increíble que perdimos en el Mundial Sub 22 (NdeR: la semi ante Australia en el 97, con tres puntos de ventaja y un libre a favor, a 48 segundos del cierre). De la final del último Mundial... Ahora nos toca a nosotros estar arriba. Tenemos que disfrutarlo.
—¿Y por qué llegaron al oro?
—Como viene haciendo en los últimos años, más allá de que en el Mundial mostramos lo mejor de nuestro juego, el equipo siempre aparece en los partidos importantes. Eso nos da confianza. En la zona no hicimos un gran juego, pero en los cruces defendimos duro y lo mejoramos mucho.
—¿Después de las derrotas con los españoles y los italianos hablaron entre ustedes para ir con todo al cruce decisivo?
—Era el sentimiento de todos. Nos conocemos hace mucho... Sólo fue decir: "Acá empezamos a jugarnos nuestro futuro en el torneo". Este equipo, desde el Premundial de Neuquén, tiene la costumbre de jugar por cosas importantes y pelear siempre arriba. Cada uno sabe bien su función.
—¿Le diste algún consejo a Scola antes de que ocupara tu puesto de titular en la final?
—No. Más que darle consejos, es para sentarse tranquilo y disfrutar de su juego. Luis tuvo un torneo espectacular. No sé qué más tiene que demostrar... Entra con un deseo de ganar que te contagia. El equipo me dio tranquilidad más allá de los nervios de la final.
—¿Y el futuro? Manu dijo que varios necesitan descanso. ¿Influye la clasificación directa para el Mundial del 2006?
—Es importante. Creo que va a influir en algunas decisiones. Pero hasta que no llegue la convocatoria del cuerpo técnico no se sabe nada... Retiro todavía es una palabra demasiado grande para mí. Aunque creo que no me va a venir mal un año para hacer la pretemporada completa y estar bien con mi equipo desde el principio.
—¿Lo hablaron con Magnano?
—No hablamos con Rubén sobre eso. Hay que ver en el momento.
—¿Pero se juntan para Japón?
—Esperemos. Faltan dos años... Tampoco es mucho tiempo. Pero siempre puede haber cambios.
—Demostraste tus condiciones de NBA en otro torneo. ¿Ya dejaste atrás ese capítulo?
—Las puertas siguen abiertas. Tengo ganas de intentar el salto. Pero tampoco es que en cada partido contra Tim Duncan y los muchachos de Estados Unidos necesite salir a demostrar algo...
—No por eso solamente. Hace rato te ganaste una chance...
—Sí. Todo lo que pueda hacer para demostrar que juego en el mismo nivel es una motivación. Después, si se tiene que dar, que así sea. Yo no me hago más mala sangre con eso. Este año me hice más ilusiones porque se hablaba de Sacramento, de Indiana y de Utah... Hubo equipos interesados y algo de negociaciones. Pero después fue igual que antes.
—¿La medalla de oro no pesa?
—Los títulos te hacen ganar más nombre. Veremos qué pasa... Esta temporada también es importante porque con Valencia no anduvimos tan bien en la última liga. Tengo esa presión extra. Me gusta jugar con esa responsabilidad. Espero dar la talla con el equipo.
—¿Pero qué te falta ganar?
—Quedan varias cosas. Euroliga...
—No falta nada de Selección.
—Por suerte vengo bastante bien.
—¿O quieren ganar el Mundial?
—¡También! Falta eso. Porque van a decir que este equipo no fue campeón mundial. Es la ambición que nunca te falta. Siempre queremos un poquito más."
"Fabricio Oberta: I was hopeful I could go to the NBA this year because they were talking about Sacramento, Indiana, and Utah. They were interested and there were some negotiations."
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EL GIGANTE ARGENTINO
"También queremos el Mundial"
La ambición de Fabricio Oberto no tiene límites. Mientras disfruta de la medalla de oro, además de mirar a Estados Unidos desde arriba, el cordobés pide un año de descanso y plantea el próximo objetivo del grupo.
Andrés Pando. apando@ole.com.ar (5'27")
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Por la fractura en la mano derecha se perdió la final y sufrió mucho pese a la victoria en semi. "Me quedaban dos opciones: disfrutarlo o amargarme", cuenta a una semana de la hazaña.
Más información
Pasame el replay
Así se lo tomaron
Los partidos sin él
La rehabilitación
Orgullosa de su esfuerzo
Recibimiento con fiesta en su Córdoba
Tras cuatro días en Valencia, donde provocó envidia por la medalla de oro y se realizó estudios en la lesionada mano derecha, los primeros pasos en el hall de Ezeiza le dieron a Fabricio Oberto una muestra de lo que el básquet había generado en nuestro país. "¡Cómo lo puteaste al negrito!", le grita un remisero. "Parece que esta vez me hice famoso por eso", acepta. Con camarita en mano, se le acerca un turista alemán, que se presenta en inglés y pide unas palabras del héroe. "Saludos para Nowitzki", le dice con tonada cordobesa.
—¿Cuando llegaste a Valencia recibiste sólo felicitaciones o también ligaste algún reproche por la lesión en la mano?
—Felicitaciones. Lo de la lesión fue mala suerte. Al día siguiente operaron al Ratón Ayala y comentaron los dos casos en toda Valencia, pero el fútbol provoca más controversias que nosotros. A mí no me dijeron nada. Llevaba cinco años sin perderme un partido. ¡Justo el que me vengo a perder!
—Si te aseguraban que iban a ganar la de oro te hubieras fracturado las dos manos...
—Sí, seguro, ningún problema. Pero en las finales siempre tenemos lesionados. Ya nos había pasado con Manu en Indianápolis.
—Por lo menos estuvo un rato en cancha. ¿Cómo aguantaste la final con Italia en el banco?
—Estaba desesperado. El peor momento fue apenas después de la lesión. Mucha calentura. En el vestuario estaba con una cara... Y eso que habíamos pasado a una final olímpica. Me quedaban dos opciones: disfrutarlo o amargarme. En esos casos todo el equipo se preocupa por hacerte sentir como si jugaras a full. Sí, me perdí ese partido, pero arranqué contra Estados Unidos y jugué el cruce con Grecia... Si la lesión hubiera sido contra China, por nombrar uno de los primeros, cambiaba todo. Porque me quedaba afuera de la mejor parte.
—¿Cuando fue el manotazo de Marbury te diste cuenta enseguida de que había sido una lesión grave y que encima había sido de mala leche?
—Enseguida supe que me había roto un dedo. Después de mi primer tiro, cuando agarré la pelota del otro lado y salté de nuevo, no daba más del dolor. Por eso el tiro fue para cualquier lado. Ahí le dije a Pila (NdeR: el médico del seleccionado) que me había roto. Ya me había pasado en la otra mano hace un tiempo. Esta vez no tuve dudas porque hubo un crack grande como una casa.
—¿Lo viste clarito a Marbury?
—Sí, lo vi bien. Yo estaba un poquito caliente, por eso las puteadas, pero son cosas del juego. Lo que pasa es que después nos cruzamos dos veces más. Y el vago no me dijo nada. Ni una pregunta para ver cómo andaba. Menos una disculpa. En mi caso, después de haber chocado con un jugador, lo llamé por teléfono y le aclaré mi buena intención. Fue demasiado fuerte. Aunque no sé si con la idea de lesionar.
—¿Nadie de Estados Unidos te fue a hablar luego del partido
—Al otro día, Larry Brown me dijo que lo sentía mucho, nada más. Fue entrando al vestuario en el entretiempo de la final. Yo estaba con la cabeza en otra cosa.
—Después de la final, a pesar de la mano rota, le llevaste una cerveza a Magnano delante de las cámaras y te fumaste un habano con Wolkowyski en el festejo. Dicen que fuiste de los más descontrolados...
—Y... Era para festejar. Se disfruta muchísimo la sensación de ser el mejor equipo. Cuando termina un torneo y encima ganaste el título, somos todos iguales a la hora de festejar. Eso también habla del grupo. De la relación de los jugadores con el cuerpo técnico.
—¿Por la lesión sumaste más ansiedad que el resto y descargaste todo en los festejos?
—La ansiedad la descargamos en el podio. Ahí nos terminamos de relajar. Tremendo. La sensación de tener a los americanitos abajo nuestro... Eso se disfruta mucho.
—¿Qué fue lo primero que pensaste al final de ese partido?
—Se me cruzaron recuerdos. De los buenos y de los malos. Partidos que perdimos con el grupo...
—¿De cuáles te acordaste?
—De ese increíble que perdimos en el Mundial Sub 22 (NdeR: la semi ante Australia en el 97, con tres puntos de ventaja y un libre a favor, a 48 segundos del cierre). De la final del último Mundial... Ahora nos toca a nosotros estar arriba. Tenemos que disfrutarlo.
—¿Y por qué llegaron al oro?
—Como viene haciendo en los últimos años, más allá de que en el Mundial mostramos lo mejor de nuestro juego, el equipo siempre aparece en los partidos importantes. Eso nos da confianza. En la zona no hicimos un gran juego, pero en los cruces defendimos duro y lo mejoramos mucho.
—¿Después de las derrotas con los españoles y los italianos hablaron entre ustedes para ir con todo al cruce decisivo?
—Era el sentimiento de todos. Nos conocemos hace mucho... Sólo fue decir: "Acá empezamos a jugarnos nuestro futuro en el torneo". Este equipo, desde el Premundial de Neuquén, tiene la costumbre de jugar por cosas importantes y pelear siempre arriba. Cada uno sabe bien su función.
—¿Le diste algún consejo a Scola antes de que ocupara tu puesto de titular en la final?
—No. Más que darle consejos, es para sentarse tranquilo y disfrutar de su juego. Luis tuvo un torneo espectacular. No sé qué más tiene que demostrar... Entra con un deseo de ganar que te contagia. El equipo me dio tranquilidad más allá de los nervios de la final.
—¿Y el futuro? Manu dijo que varios necesitan descanso. ¿Influye la clasificación directa para el Mundial del 2006?
—Es importante. Creo que va a influir en algunas decisiones. Pero hasta que no llegue la convocatoria del cuerpo técnico no se sabe nada... Retiro todavía es una palabra demasiado grande para mí. Aunque creo que no me va a venir mal un año para hacer la pretemporada completa y estar bien con mi equipo desde el principio.
—¿Lo hablaron con Magnano?
—No hablamos con Rubén sobre eso. Hay que ver en el momento.
—¿Pero se juntan para Japón?
—Esperemos. Faltan dos años... Tampoco es mucho tiempo. Pero siempre puede haber cambios.
—Demostraste tus condiciones de NBA en otro torneo. ¿Ya dejaste atrás ese capítulo?
—Las puertas siguen abiertas. Tengo ganas de intentar el salto. Pero tampoco es que en cada partido contra Tim Duncan y los muchachos de Estados Unidos necesite salir a demostrar algo...
—No por eso solamente. Hace rato te ganaste una chance...
—Sí. Todo lo que pueda hacer para demostrar que juego en el mismo nivel es una motivación. Después, si se tiene que dar, que así sea. Yo no me hago más mala sangre con eso. Este año me hice más ilusiones porque se hablaba de Sacramento, de Indiana y de Utah... Hubo equipos interesados y algo de negociaciones. Pero después fue igual que antes.
—¿La medalla de oro no pesa?
—Los títulos te hacen ganar más nombre. Veremos qué pasa... Esta temporada también es importante porque con Valencia no anduvimos tan bien en la última liga. Tengo esa presión extra. Me gusta jugar con esa responsabilidad. Espero dar la talla con el equipo.
—¿Pero qué te falta ganar?
—Quedan varias cosas. Euroliga...
—No falta nada de Selección.
—Por suerte vengo bastante bien.
—¿O quieren ganar el Mundial?
—¡También! Falta eso. Porque van a decir que este equipo no fue campeón mundial. Es la ambición que nunca te falta. Siempre queremos un poquito más."
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